Capitulo 11

Ronald
-¡Tío Ronald!
Un hermoso hombrecillo se lanzó a mis brazos y lo levanté del suelo cuando él se agarró a mi cuello.
-¿Cómo está mi sobrino favorito?-le pregunté.
Tenía unos ojos muy pequeños a diferencia de su hermana pequeña, Natasha, pero del mismo marrón chocolate que te atraía.
-¡Genial! Papá me dijo que nos quedaríamos con vosotros por un tiempo.-su voz era tan dulce y entusiasta que rápidamente te sacaba una sonrisa.
-Pues el viejo estaba en lo cierto, pelusilla.
-¿Dónde está el tío Jake?
Pensé en Jake y en la llamada que le hizo a Sara Costas. Definitivamente no podía contarle a un niño de seis años lo que su tío estaba haciendo en ese momento.
-Lo verás más tarde, ahora está ocupado.
-Oh, ya entiendo.-dijo una voz ronca a mis espaldas mientras ponía su mano sobre mi hombro.-¿Cómo estás enano?
A pesar de qué los años habían pasado, mi hermano mayor apenas había cambiado. Eso sí, ahora tenía barba, pero no del tipo larga, sino del tipo que hacía atractivo a un tío-palabras de Cassie-.
-Yo genial, pero creo que tenemos una conversación pendiente, ¿no crees?
Le eché una mirada de enfado y reproche y él solamente se encogió de hombros.
-Ya habrá tiempo para eso más tarde.
Alan cogió las maletas y yo cargué al pequeño Jonathan en brazos hasta el coche. Lo había dejado en un aparcamiento cerca del aeropuerto. Metimos las maletas en el maletero y coloqué al pequeño juguetón en el asiento del medio de la parte trasera. Me subí en el asiento del conductor y Alan a mi derecha en el del copiloto.
-Nuca pensé que mi hermano pequeño conduciría un coche para mí.
Le miré y me guiñó un ojo. Amaba hacer a Alan sentirse orgulloso de mí. Desde pequeño él fue mi gran ídolo. Él siempre hacía todo a la perfección y se le daba bien todo. Luego, consiguió que nuestra niñera fuera su novia porque por fin se había enamorado. Se casó con ella y tuvieron a mis dos dulces sobrinitos. Tenía que saber por qué ahora le daba por abandonar a Eli e irse de casa con Jonathan.
Cuando llegamos al apartamento, Jake ya estaba allí y nos abrió. Jonathan saltó del coche y corrió a abrazar a su tío, que en ese momento tenía el pelo mojado y despeinado por la ducha.
-¿Qué hay, pequeño friki?
El niño hizo un mohín.
-No soy friki.
-¿Y cómo lo llamas a tener todos esos juegos de monstruitos que tienes tú? ¿Y esas espadas de luz-láser o lo que sea?
Ayudé a Alan a bajar las maletas del coche mientras mi hermano seguía dándole más razones a Jonathan del por qué le llamaba friki. Pobre crío...teniendo que aguantar a semejante neanderthal.
-Ojalá no le escuche Luc...-me dijo Alan entre risas mientras dejaba una maleta en el suelo.
Recordé que el mejor amigo de mi padre tenía cierta afición por las películas disney y a las de ciencia ficción.
-Por cierto, ¿cómo están Luc y Nastia?
-Mejor imposible. A ambos les va bien en el trabajo y Nicolle está cada día más guapa.
La niña de esos dos tenía ya ocho añitos y era una preciosidad. Rubia como su padre y los ojazos azules de la madre. Jake y yo siempre nos metíamos con Nastia por la extraña elección de nombres que tenían en su familia. ¿Por qué todos tenían que empezar por N?
Entré el último y cerré la puerta.
-Aquí no hay mucho espacio, pero supongo que tú y pelusilla pueden tener una habitación.-le dije a Alan cuando llegué al salón.
-Gracias enanos.
-Para eso estamos, viejo.-le dijo Jake sonriendo.-¿Tú no tienes sueño, pequeño bicho?
-¡Jake!-le reprochó Alan.-Te he dicho que no le llames así...
-¿Ronald puede compararle con una pelusa pero yo no puedo compararle con un gusano?
Jonathan puso cara de asco y Jake rodó los ojos.
-Lo que sea.

Amy
-¡Deja de moverte!
-Lo siento.-me disculpé.
¿Cómo demonios acepté dejarme peinar por Cassie? Yo sabía de sobra lo mucho que ella solía tirarme del pelo. No es que lo haga a posta-claro que lo  hace sin querer-¡pero eso no quita que a mi no me duela!
-¡Dejad de gritar! ¡Estoy intentando mantener una conversación aquí!-nos gritó April desde el salón.
-¡Lo sentimos!-nos disculpamos a la vez.
Cassie siguió torturándome unos cuantos minutos más y después recogió la hermosa trenza que me había hecho con una goma.
-¡Voilà!
Me levanté de la silla que había delante del tocador y me dejé caer en la cama boca abajo cuando el móvil de Cassie sonó.
-¡Cariño!...¡Oh vaya!...¡Quiero conocerle!...¿Ahora?...Está bien, enseguida estoy allí.-Cassie colgó y sentí como la cama se hundía a mi lado.-El hermano mayor de Ronald vino a visitarle, así que iré a verle para que me lo presente. ¿Estarás bien aquí solita?
Me levanté y crucé las piernas.
-¡Claro! ¿Por qué no debería estarlo? Además, tengo que estudiar o si no se me acumulará el trabajo.
-Okay. Si te aburres o algo llama a Noah...-me dijo mientras se levantaba para ir al armario, pero de pronto se detuvo.-Hablando de Noah...-cruzó los brazos sobre su pecho y me miró con una gran sonrisa en la boca.-¿No hay nada que debas contarme?
-Algo...¿cómo qué?
Me hice la inocente jugando con el dobladillo de mi camiseta y miré al suelo.
-Amy, nos conocemos.-levanté la vista y me mordí el labio para evitar sonreír.-¿Os besasteis?
Negué con la cabeza.
-El idiota de tu novio nos interrumpió...¡dos veces!
-Oh pobre...Pero, ¿estuvisteis a punto, no?
-Sip.
-Me gusta Noah...-dijo pensativa mientras daba vueltas alrededor de la habitación.-Es atractivo, tiene buen cuerpo, bastante musculoso si me lo preguntas a mí, pero tiene esa actitud de niño dulce y mono.
-¿Tú no tenías que irte?-le recordé.
Cassie entrecerró los ojos, pero cogió su abrigo y abrió la puerta.
-Paz y amor.
Reí cuando ella cerró la puerta. Habíamos hecho un chiste de esa frase, pero esa es otra historia que tal vez cuente en otro momento.

Ronald
-...Y ahora ella se pasa el día trabajando, ¡no tiene tiempo para nosotros! Hace meses que no hemos salido juntos...¡y además está el pintamonas ese que tiene por jefe!
-Vamos, qué estás celoso.-le dijo Jake. Solté una carcajada y Alan nos miró con mala cara.
-¡Claro que no!
-¿Entonces?
-Pues qué tiene taaaanto timepo-dijo gesticulando con las manos-para su trabajo y a veces se le olvida que tiene una familia.
Jake y yo compartimos una mirada y suspiramos.
-A mí me da...-le dije-que esto solo se trata de una pequeña crisis de esas que tienen las parejas. Hermano, no te preocupes, ¡ya verás como pronto se soluciona!
-¡NO! ¡No se solucionará porque yo lo digo! ¡Y punto! El primero que vuelva a nombrar a mi esposa duerme en la bañera, ¿queda claro?
Jake iba a contestarle pero el timbre sonó y no le dio tiempo. Hice pasar a Cassie al salón y ella saludó educadamente a Alan, quien miró entre ambos y frunció el ceño.
-¿Estás segura de qué eres novia de este espécimen?
-Sí, viejo, ella está segura.-contesté por ella.-Y no se arrepiente, ¿verdad amor?
Ella me sonrió y se puso de puntillas para darme un dulce beso en los labios. Alan rodó los ojos, recordándome a Jake.