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Capítulo 59 ·FINAL PARTE II·


Luc 
Caminaba por los pasillos de la residencia femenina saludando a algunas chicas que hablaban en la puerta cuando Miranda, la vecina de el cuarto de nuestro cuarto gritó mi nombre.
-¡Luc!-se acercó a mi-Será mejor que te metas al cuarto y no salgas, viene la revisora.
-Gracias, Miranda    
-De nada, Luc
Era agradable tener a todas las chicas de la residencia de tu parte. Cuando a principio de curso, Eli me propuso compartir cuarto con Nastia, cambiando nuestras habitaciones, no lo dude ni un momento. Al principio, para todas las chicas que vivían allí fue un poco incómodo, pero ninguna dijo nada. Muchos chicos venían a la residencia y se quedaban con sus novias a dormir, pero yo era el único que viví allí realmente, aunque algunos pasaban tanto tiempo como yo. Me había ganado la confianza de todas y cada una de las universitarias y siempre nos echaban una mano a Nastia o a mi, cada vez que venía el revisor o me encontraba por los pasillos. Simplemente habíamos tenido suerte con que a Nastia y a Eli les hubiese tocado esta residencia. Había cuatro residencias, dos para chico, y dos para chica, y al parecer, la otra femenina, estaba llena de zorras. Entre en la habitación y allí estaba mi chica, tumbada en la cama, con un brazo sobre la frente y con cara triste.
-Amor...¿Que te pasa?-le pregunté tumbándome en la cama con ella. Nastia cambió de postura y apoyó su cabeza en mi.
-Le echo de menos...-murmuró contra mi pecho. Sonreí con ternura, y le acaricié el pelo.
-Venga, si ya llega el verano y le vas a ver-dije para animarla
-Pero falta mucho...nunca hemos estado tanto tiempo separados-los ojos se le humedecieron y mi primer instinto fue enterrarla entre mis brazos y darle besitos para animarla.
-Mira, el tiempo pasa volando y en nada, Nate y tu volveréis a estar juntos. La distancia no separa a los hermanos-le consolé
-Ya lo se...pero le echo de menos, al ser mellizos hemos estado toda una vida juntos siempre yendo a los mismos sitios, y ahora está en otro país, a miles de kilómetros de aquí...
-¡Mira el lado bueno! Ahora soy el único que puede acaparar tu tiempo-ella sonrío
-No se yo si eso es bueno, ¿eh?-bromeó ella
-Deberías sentirte afortunada de tener a este trasero arrastrándose por ti-le seguí el rollo. Ella rió alegremente y me abrazó más fuerte
-¿Desde cuando tu te arrastras por alguien?-preguntó
-Desde que te conocí, enana. Eres experta en que la gente se arrastre.
-No se si tomarme eso como un cumplido o como una ofensa-rió ella acariciando mi mano con el dorso de la suya-Me gusta que me llames enana...
-Lo se, por eso lo hago-le di un beso en los labios.
 En los 10 meses que llevábamos de relación había descubierto muchas cosas de ella. Cosas como que cuando tenía sueño acariciaba mi mano, como estaba haciendo ahora, o que cuando se aburría o estaba nerviosa, retorcía el dobladillo de la manga de su camiseta o jersey, que cuando estaba enfadada se pasaba la mano por el pelo o que cuando tenía miedo se mordía las uñas. Que cuando iba a hacer una travesura le brillaban los ojos y no paraba de sonreír, o que cuando mentía o que quería disimular se mordía el labio inferior, cosa que me volvía loco. Cuando tenía hambre se abrazaba la tripa y cuando tenía frió encogía los hombros...Había aprendido tanto de ella, pequeñas cosas y defectos que le hacían perfecta.
Y ella también había aprendido cosas de mi. Sabía en todo momento cual era mi estado de animo, cuando quería tramar algo o cuando tenía sueño, ella únicamente lo sabía con cualquier gesto que hiciese. Ambos éramos expertos en ocultar nuestras emociones, pero entre nosotros nos leíamos como un libro abierto.
Poco a poco se fue durmiendo, poniendo esa carita de ángel como si nunca hubiese roto un plato en su vida...era irónico, ya que la semana pasada casi prendió fuego al laboratorio de Química...solo decir que ella estudia en letras.
Cuando su respiración se volvió pausada y regular la acerqué a mi y la apreté contra mi pecho con cuidado de no despertarla. Aparté su pelo negro de la cara y la besé en la sien. ¿Quien iba a pensar que yo alguna vez me enamoraría? Seguramente nadie, pero aquí estaba, con mi novia entre mis brazos simplemente dejándola dormir.
Después de quince minutos, cuando yo también estaba durmiendo, tocaron a la puerta. Haciendo que Nastia abriese los ojos lentamente con cara de sueño.
-¡Tortolitos! ¡La sargento ya se ha dio!-dijo una voz a través de la puerta
-Gracias, Helena-gritó Nastia para hacerse oír


A mitad de la noche un ruido me desveló. Miré a mi lado y Nastia no estaba por ninguna parte. Pocos meses después de entrar a la universidad, habíamos decidido juntar las camas y compramos unas sabanas únicas para que no hubiese linea que nos separase. Me senté en la cama medio dormido y entrecerré los ojos para ver en la oscuridad. La ventana estaba abierta. Me levanté con tan solo puestos los pantalones del pijama y me acerqué a la ventana. Allí estaba Nastia, sentada en el bordillo con los pies colgando. Se me paró el corazón en ese mismo instante.
-Nastia, por favor, baja de ahí-rogué. Ella se dio la vuelta con una sonrisa
-Deberías superar tu miedo a las alturas, ¿sabes?
-Por el amor de dios, nena, tienes los pies colgando-dije nervioso-metelos para adentró
-No me voy a caer, Luc y es solo un tercer piso-rió ella como si un tercero no fuera lo suficientemente alto para matarte- Ven, acércate-di un paso hacia ella-Dame la mano
-¿Que vas a hacer?
-Vamos a superar tus miedos-cogió mi mano tirando de mi y me beso apasionadamente. Me olvidé donde estaba ella. Simplemente la agarre por el cuello con mi mano libre y perdí en ese beso. Cuando ella se separó, parpadeé para volver a la realidad-¿Ves? No ha pasado nada
-¿Que...?-pregunté confuso cuando me di cuenta. Estaba en la ventana. Sentado en el bordillo. Con los pies colgando-Joder...
-¿Ves ahí abajo?-preguntó, pero yo no quise mirar-Es una fuente bastante profunda, no haríamos pié. Si caemos, no nos pasará nada-apretó mi mano para infundirme confianza.
 Abrí los ojos mirando hacía abajo y vi la fuente. Respiré hondo para tranquilizarme. Si caigo, no me pasará nada, si caigo no me pasará nada...Me repetía en mi cabeza
-Vale, tampoco es para tanto-admití, aunque no estaba del todo tranquilo
-Bien-ella volvió darme un beso-Ahora nos vamos a quedar así y vamos a mirar el cielo, que esta noche está precioso.
Posé mi vista en el firmamento y descubrí que Nastia tenía razón. Las farolas del campus estaban apagadas y se alcanzaban a ver todas las estrellas. Era hermoso...Pero no más hermoso que la chica que tenía al lado sosteniendo mi mano.



1 comentarios:

  1. Ala! este capitulo me mata es asjnmsdbf Encantador !!! Me encanta lo bien que quedan juntos. Lo malo es que se haya terminado... QUIERO OTRAAA!!!

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