Capitulo 22

Elizabeth
Aless tocó la pared de la piscina y salió a la superficie. Se pasó la mano por su pelo rizado y me dedicó una sonrisa.
-Usted dirá, bella dama.
Intenté no sonrojarme mientras miraba el cronómetro.
-Dos minutos cuarenta y siete.
Él hizo una mueca y apoyando sus brazos en el bordillo, se impulsó para salir a la superficie. Tragué saliva mientras volvía a darle un vistazo a esos abdominales. Alessandro no tenía mucha masa muscular, ya que era bastante delgado y alto, pero la piel se pegaba con perfección a sus esculpidos músculos, dando como resultado una tableta de chocolate por la que muchas babearían. Incluida yo.
-He estado por debajo de mi media. Y es tú culpa.-me obligué a mirarle de nuevo a la cara mientras le contestaba.
-¿Mi culpa?-el asintió y se acercó a mí.
Las gotas de agua se deslizaban por su piel, dándole un toque aun más atractivo-si eso era posible, claro-. Mantuve la respiración mientras el cogía un mechón de pelo y me lo deslizaba detrás de la oreja.
-Bella, con ese bikini distraes a cualquiera.
Me había olvidado por completo de lo que llevaba puesto, pero ahora lo recordé. Un bikini azul cyan, completamente ajustado a mi figura. Consistía en tres piezas: sujetador, braguitas y pantalones. Y como yo no quería ir enseñando carne por ahí, por supuesto que llevaba los pequeños shorts puestos. Aún así, según Aless "yo distraía" a la gente.
Sin esperar a qué yo dijera algo, Aless caminó hacia su silla y cogió la toalla para secarse. Le observé. Sus músculos se contraían y se relajaban y lo único en lo que podías pensar al ver a un tío como él, era en cómo de agradable sería su piel bajo tu tacto.

Alan
-¿Alguna idea de cómo cojones podemos devolverle el dinero a esos hijos de puta?-me preguntó Luc mientras abría la puerta de la piscina cubierta.
Me froté la cabeza. No había dejado de pensar en ello desde la noche anterior. Yo era muy joven aún para endeudarme con el banco, y mis padres no me darían semejante cantidad de dinero ni de coña. Ni hablar de qué debería contarles para qué lo necesito, y contarles a mis padres que me perdí casi una fortuna en un estúpido juego, no es el mejor de los planes.
-Ni idea. No dejo de darle vueltas, pero no encuentro nada.
Yo iba tan perdido en mis pensamientos que no me percaté de que Luc se había parado. Le miré y seguí su mirada. ¡Oh no! Llevaba cerca de dos jodidos años viniendo a este gimnasio, y nunca-¡nunca!-antes ellas habían estado aquí. ¿Qué demonios hacían Nastia y Eli en este lugar? ¿Ahora les fascinaba la natación? Pero mis pensamientos se perdieron cuando les eché una mirada de arriba abajo. Esto era aún mejor que el día de la ducha, la piscina o que la noche esa en la que se quitaron las camisetas.
Eli llevaba un bikini azul que resaltaba a la perfección su pecho. Pero como era de esperar de alguien como ella, llevaba unos pequeños shorts a juego, evitando estar tan "desnuda" ante el público.
Nastia era otra historia completamente diferente. Su bikini era negro, pero yo a esa cosa no la consideraría "bikini" ya que, ¡no le tapaba casi nada! Las pequeñas braguitas eran de talla bastante baja, y tenía los pechos cubiertos por una cinta de tela que se cerraba en su espalda. ¡Sin tirantes, sin nada!
-¿Desde cuándo vienen ellas aquí?-pregunté más para mí mismo que para Luc.
-Desde que ese tío está aquí.-dijo Luc señalando a un chico que se acercaba a Eli.
El chaval tenía el pelo rizado y desde dónde yo veía, solo podía asegurar que tenía una espalda de atleta. Le sacaba más de una cabeza a Eli, pero parecía que a ella eso no le importaba mientras le pegaba juguetonamente en el brazo. ¿Quién era ese tío? Además había algo que no me cuadraba, podía jurar que Eli se ruborizaba estando cerca de él, y ese, es un comportamiento que nunca he visto en ella. Ni siquiera cuando está con su novio.
Además, Nastia estaba teniendo una conversación "muy amistosa" con otro chico. Este tenía el pelo de un color rubio muy claro y a pesar de la distancia, podía distinguir un arete negro en su oreja derecha. No paraba de sonreír a cada cosa que la chica le decía, mostrando unos hoyuelos que seguramente a las chicas les parecerían hermosos.
Me acerqué a Eli y Luc me siguió como un perrito faldero.
-Vaya, ¿no que tú no sabías nadar?-le pregunté a Eli. En cuanto ella me vio, levantó las cejas y se cruzó de brazos, realzando su pecho sin darse cuenta.
-No hace falta saber nadar para estar aquí.-me dijo. Abrí la boca para decir algo pero Luc se me adelantó.
-¿Y no nos presentas?-Eli dio un suspiro cansado y nos señaló.
-Estos son Alan y Luc y este, chicos, es Alessandro. El primo italiano de Nastia.
El chico nos sonrió y nos estrechamos las manos.
-Encantado.-le dijo Luc en tono amistoso.
-Piacere mio.
Casi me quedo boquiabierto. No era de extrañar que Eli estuviese casi babeando. ¡El tío tenía acento italiano! ¿Cómo alguien podría competir con eso?
Nastia se dio cuenta de qué estábamos allí y enseguida estuvo con nosotros. Tenía su brazo entrelazado con el del chico rubio, que le sonreía con dulzura.
-¿Chicos nos estáis espiando? ¡Aparecéis en cada sitio donde nosotras estamos!-se quejó. Aless levantó una ceja y emitió una suave risita que me puso de los nervios.
-Yo creo que es más bien al revés-empezó Luc.-Verás guapa, nosotros-dijo señalandonos-somos socios de esta piscina desde hace dos años. Y vosotras, querida, creo que es la primera vez que estáis por aquí. ¿Me equivoco?-Nastia se encogió de hombros quitándole importancia.
-Como sea.-entonces tiró del brazo del chico y nos miró.-Este es Gianluca Di Stefano, un muy buen amigo. Y estos son Alan y Luc.-dijo el último nombre con algo de maldad.
-Por más que quiera seguir hablando con vosotros, l'acqua mi sta esperando.-nos informó Aless.
-Bueno, nosotros también nos estábamos preparando para entrar al agua.-dijo Luc dándome un codazo-¿verdad Alan?-asentí con la cabeza y ambos nos quitamos las camisetas.

Elizabeth
¡Genial! ¿Se puede saber de dónde demonios salen estos dos siempre? Será que no hay sitios para ir por las tardes, ¡no señor! Tienen que coincidir siempre con nosotras.
-¿No sería divertida una carrera?-propuso Alan.
¡Oh, no! Lo que me faltaba. Gianluca soltó una carcajada y Nastia le siguió. Yo me limité a morderme el labio inferior para no sonreír. Estaban locos si pensaban ganar a Alessandro. Él asintió sonriente y los tres chicos se pusieron en posición. Miré a Nastia. No paraba de pretender que coqueteaba con Gianluca, pero yo sabía que fingía. Más que nada, porque él era gay. Obviamente Luc no sabía eso y creo que Nastia se divertía viendo como este reaccionaba.
Cuando los tres saltaron, haciendo que sus cuerpos sonaran al tocar con el agua, me estremecí. Los tres se llevaban poca distancia, aún así, obviamente Aless era el primero. Cuando llegaron a la otra orilla de la piscina y se giraron, Aless aceleró. En un instante estaba a nuestro lado, saliendo a la superficie, mientras Alan y Luc estaban en el centro de la piscina. Cuando ellos llegaron, Aless se pasó la mano por el pelo y les sonrió mientras les hablaba.
-Os voy a dar un consejo, nunca entréis en un juego si no estáis seguros de qué vais a ganar.
-¡Benidetti! ¡Di Stefano!
Aless le dio una rápida mirada a su entrenador y asintió.
-Luego nos vemos amore.-me dijo y tras darme un besito en la frente salió disparado junto con Gianluca hacia su entrenador, este nos miró a mi y a Nastia entrecerrando los ojos.
-Bambinas, no necesito distracciones para mis chicos. Así que les pido por favor que abandonen la piscina.
Mucho por favor, pero su mirada decía claramente que como no nos largásemos en menos de dos minutos llamaría a seguridad. Nastia y yo le sonreímos falsamente y caminamos hacia los vestuarios. Ni siquiera nos dimos cuenta del hecho de que Alan y Luc caminaban detrás de nostras.
-Por si no entendéis el italiano...-empezó Nastia dándose la vuelta.-Dijo "niñas" además,¿a quién vais a distraer vosotros?-les dijo mirándoles de arriba abajo.
Los chicos no llevaban sus camisetas, y pese a las palabras de Nastia sonreían siendo conscientes de que ellos obviamente "distraían" a más de una.
      -Mi pregunta es, si sabes jugar al póker desde pequeña...¿como es que perdisteis vuestras      camisetas?
      -Nos distrajimos...
Sip. Sin duda éramos unas contradictorias totales. Me giré y entré en el vestuario de chicas, pero enseguida escuché un grito así que me di la vuelta alarmada, pero choqué contra el cuerpo de Alan.
-¿Qué ha sido eso?-pregunté alarmada. Alan me empujó hacia adelante y cerró la puerta del vestuario detrás de nosotros, apoyándose en ella.
-Nada, tranquila, Luc tenía que resolver algo con Nastia.-cogió un mechón de mi cara y jugueteó con él entre sus dedos.-¿Por qué no dejas de pensar en ellos dos por unos instantes?
Me di cuenta de lo cerca qué estábamos el uno del otro y de qué nuestros cuerpos-casi desnudos, por cierto-estaban pegados. Intenté apartarme de él, pero mi cuerpo no me escuchaba, sin embargo podía sentir cómo Alan presionaba cada vez más mi cuerpo contra el suyo.
-¿Y...en qué se supone que debería pensar?-dije en apenas un susurro.
-Tú...yo...este momento.-me dijo mientras deslizaba sus manos por la parte baja de mi espalda.
Sentí como mi vello se erizaba y tragué saliva. Cuando alcé mi cabeza para verle él tenía sus ojos fijos en mis labios, puse mis manos encima de su pecho y me impulsé lejos de él. Pero sin duda Alan era más listo que yo. Tiró de mí de vuelta a sus brazos y me dio la vuelta, apoyándome a mí contra la puerta. Apenas daba crédito al hecho de que sus manos estaban en mis caderas, o que nuestras caras estaban muy juntas mientras nuestra respiración se aceleraba.
-Quiero besarte...-dijo mientras pasaba su pulgar por mi labio inferior.-Y esta vez será un beso de verdad.
Tragué saliva mientras lo sentía aproximarse a mis labios. No sé en qué momento logré apoyar mis brazos en su pecho, pero así estábamos. Casi abrazados y a punto de besarnos.
-¡Déjame salir ahora mismo!
Jadeé ahogando un grito cuando escuché la voz de Nastia. Me aparté de inmediato de Alan y mi amiga abrió la puerta.
-¡Sois unos acosadores! ¡Estáis mal de la cabeza!-ella gritaba mientras movía sus brazos con rapidez. Entonces se dio cuenta de qué yo estaba parada sin decir nada y que Alan le echaba una mirada asesina.-Vosotros dos...¿qué está pasando aquí?-preguntó ella.
-Amor.-dijo Luc pasándole el brazo por el cuello.-¡Les has estropeado el momento!
Nastia dio un grito frustrado mientras se zafaba del brazo de Luc y salía del vestuario.