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Capitulo 44


Alan
El local era moderno, con brillantes luces azules que lo iluminaban. Por fuera, un cartel parpadeaba encima de la puerta, Bar Tauro. Me abrí paso entre las mesas y entré al interior. Aprovechando que era verano, el dueño del local había hecho lo que la mayoría hacen: sacar unas cuantas mesas fuera, creando una pequeña terraza donde la gente podía disfrutar de su bebida al aire libre. A mí me tocaba servir las mesas de la terraza mientras que a Lila, la otra camarera, le tocaba servir en la barra.
Dejé la bandeja metálica encima de la barra y me dirigí a por una bayeta para limpiar las mesas. Mientras limpiaba el desastre causando por los clientes, alguien se deslizó a mi lado y se sentó en la silla de enfrente. Levanté la vista para ver quién era y mi mandíbula se tensó.
-¿Puedo ayudarte?-pregunté de la manera más cordial posible.
Mónica se pasó la mano por el pelo y sonrió, ocultando sus ojos detrás de unas enormes gafas negras.
-Hace mucho que no hablamos Alan. Ya sé que tuvimos nuestra bronca pero, ¿no crees que ya es hora de enterar el hacha de guerra?
Levanté una ceja y crucé los brazos sobre mi pecho.
-¿Me está pidiendo eso la tía que se acostó con más de dos docenas de tíos?
Ella abrió la boca pero luego la cerró. ¡Ni siquiera lo negó!
-Mira Alan, en serio, no quiero que nos llevemos mal.-suspiró como si aquello le estuviese costando un montón y luego deslizó sus gafas hacia arriba dejándolas posadas encima de su cabeza.-Esta noche hay una fiesta en casa del Topo-sonrió de oreja a oreja y se acercó más a mí-¿Sabes que tipo de fiestas son esas, verdad? ¿Por qué no te apuntas? ¡Será divertido!
-Creo que paso. Prefiero quedarme en mi casa jugando al parchís con mis hermanos a ir y ver como tú te bajas las bragas ante el primero que te ofrezca algo de coca.
Su mirada era asesina. Ahora mismo ella podría estar pensando en tirarme cuchillos y hacerme trocitos, o en hacer que una bomba nuclear explotara justo al lado de mi cuerpo, de cualquier forma, me quería muerto. Se colocó de nuevo las gafas y se levantó de la silla con la cabeza bien alta y con paso de diva. En su intento de hacer una salida memorable no se fijó en dos pequeños niños que iban corriendo con un par de  helados en la mano.
Sonreí al ver como ella gritaba horrorizada por como quedó su pequeño vestido rojo machado de helado.
-Oh, señorita lo sentimos tanto-se disculpó la mamá de los chicos.
-No los sientan-intervine-la señorita necesitaban que la refrescasen un poco. A ver si así aprende a comportarse.
Le dediqué mi más amplia sonrisa y tras una nueva ronda de miradas asesinas salió de mi vista.

Elizabeth
¿Pero estarás aquí para la feria no? Juro que nunca más te dejaré ir a ninguno de estos viajes. Te echo de menos.
Sonreí y me dejé caer en la cama. Te echo de menos. Me mordí el labio inferior cuando lo volví a leer.
Yo también te echo de menos bobo. Solo quedan tres semanas y estaré allí de nuevo . Piensa que se pasarán rápido.
No sé a cuál de los dos intentaba convencer. Pero la cuestión era que quería verlo. Y no solo a él, sino a los gemelitos, a Luc, a los Thompson, a mis padres y a Sue. Les echaba de menos a todos.
Cuando la puerta se abrió de golpe casi grité, pero me dejé caer de nuevo en la cama al comprobar que era Nastia. Caminó y se sentó a mi lado, frotándose las manos en los pantalones.
-A lo mejor le daré una oportunidad a Luc...-susurró.
Giré la cabeza y la miré.
-¿Una oportunidad? ¿A qué te refieres?
Se tumbó en la cama y suspiró.
-Ya sabes....hmmm....como tú y Alan.-Abrí los ojos como platos y sonreí.
-¡Quieres salir con Luc!
-Shh-me tapó la boca enseguida-Nate está en la otra habitación, ¿quieres gritarlo más fuerte?
-Ups, lo siento.
Me senté cruzando las piernas y la miré. Tenía dibujada en la cara una tonta sonrisilla y me pregunté si esa sonrisa sería la misma que estaba en mi cara cada vez que pensaba en Alan.
-¿Qué pasa?-me preguntó.
-Creo que haréis una buena pareja, por lo menos en los ratos que no os intentéis matar.-Hice una mueca pensando que eso no era lo mejor que podría decirle para darle ánimos.-Quiero decir...mmm...seguro que os llevaréis mejor, y todo irá muy bien.-Asentí al final para darle más énfasis.
La puerta se abrió y Sam entró con una botella de coca cola en la mano seguido por Nate.
-Chicas es lo mejor que puedo conseguir. Ya sabéis como están las leyes por aquí.-Tiró la botella a la cama y se sentó en un sillón.-Os habéis dado cuenta de qué estamos en Nueva York...¿esto no os recuerda a algo?-miré a Nastia y ambas negamos con la cabeza.-¡¡Sexo en Nueva York!!-Nastia y yo levantamos las cejas y Sam levantó los brazos al aire.-¡No me refería a vosotras!
-¿Seguro que no lo hacías?
Nadie se había dado cuenta de qué Amanda estaba apoyada contra la puerta del cuarto hasta que habló. Sam se levantó del sofá y caminó hacia ella sonriendo.
-Sabes que no mi amor. ¿A quién le prometí yo que sería la mamá de mis hijos, eh? Y eso no se lo digo a cualquiera.
-Oh, hombre. Sin duda le tienes cogido por las pelotas.-dijo Nate negando con la cabeza.-Será mejor que le hagas lo que le tengas que hacer rápidamente, quiero a mi amigo de vuelta. Una marioneta cursi no me sirve.
Sam le sacó la lengua y después cogió a Amanda por la cintura y la sacó del cuarto. Nate miró el reloj.
-Y no sabremos nada de ellos en.....mmmm....¿más de media hora? ¿Qué hacemos hasta entonces?

Alan
Cuando pasé por mi casa después del trabajo me había cambiado poniéndome un par de pantalones cortos azules con una camiseta de manga corta del mismo color. Había quedado con Luc en la playa, aprovechando el buenísimo tiempo que hacía.
Cuando llegué él estaba sentado en la arena, con las manos apoyadas encima de las rodillas, mirando el agua. Le dí una palmadita en la espalda y luego me senté a su lado.
-¿En qué estás pensando?-le pregunté al verlo tan absorto en sus pesamientos.
-Este lugar me recuerda a Nastia. Aquí...hmm..-se rascó la cabeza-Aquí tuvimos un momento bastante subido de tono.
-Te entiendo perfectamente.


-Pues con más razón necesito darte un buen recuerdo para que lo tengas presente.
-Si estás pensando en qué me voy a met...
-¡Sí! Te meterás en el agua-le dijo mientras tiraba de su cuerpo y lo pegaba al mío, haciendo que ellla tuviese que levantar la cabeza para mirarme. Deslicé mi mano por su espalda lentamente, acariciándola -Quiero ver ese bikini rojo que llevas puesto.-le susurré al oído.
-No voy a quitarme la ropa delante de ti.-me dijo intentando poner espacio entre nosotros.
-Genial, yo lo haré.


Suspiré y saqué el móvil.
¿Qué posibilidades hay de que puedas aparecer delate de mí en menos de 5 minutos? Me muero por verte.
-Entonces...¿has hablado con Nastia?-le pregunté guardando el móvil.
-No. Desde aquella llamada de anoche no he vuelto a saber nada de ella.
-Deberías llamarla hombre.-Luc giró la cabeza y miró hacia el agua.
-¿Tú crees...?Quiero decir....sé que me pidió que la esperara....pero, ¿crees que se lió con algún estúpido?
-No lo creo. Al fin y al cabo es Nastia. Si ella te pidió que la esperaras es por algo.-le di una palmadita en el hombro y le sonreí.-No te preocupes.
Los hombros de Luc cayeron y dejó salir un suspiro.
-La llamaré.
Tus deseos son órdenes para mí.
Y después del texto, en el mensaje había una foto de Eli haciendo el bobo enfrente de un McDonald. Reí y negué con la cabeza. Después, configuré la foto como fondo de pantalla.

2 comentarios:

  1. Chicas, esto va mejorando cada vez más :D Estoy deseando leer el siguiente *3* El blog está mejor así en azul :)
    Espero que os paséis por mi blog y os guste ^^ (sin compromisos!!)
    Muchos besos!!!!

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  2. Noo!! no soporto verlos separados pero me encanta cono Alan ha madurado y mandado a la mierda a la monica. ASQUEROSA TIPAJA! pero bueno, me encanta este capítulo como todos los demás

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