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Capitulo 14


Elizabeth
Entramos en el restaurante. Las mesas eran grandes, de un marrón oscuro. No había sillas, sino dos bancos, uno a cada lado de esta, también de madera. Una enorme tele de pantalla plana colgaba de una de las paredes, una lámpara con más de veinte pequeñas bombillas colgaba en medio del techo y el decorado rústico le daba un toque...magnífico.
Mientras caminábamos hacia una mesa alejada Nate pasó su brazo alrededor de mi cuello, atrayéndome hacia él.
-¿Viste los dos que marqué?-me preguntó mientras me mostraba su espléndida sonrisa.
-Por supuesto. Estaba allí, ¿recuerdas?-el llevó su dedo índice a su barbilla y entrecerró los ojos, asintiendo.
-Es verdad...eres tan pequeña que apenas reparé en tu existencia.
Le pegué un manotazo en el hombro mientras tomábamos asiento en el banco de madera. Después de que la camarera cogiera nuestro pedido y volviera de nuevo a la barra miré a Nasti.
-¿Qué pasa?-le pregunté. Ella radiaba felicidad.
-Estoy contenta de que nuestros chicos les enseñaran una lección a esos dos capullos.-dijo sonriendo ampliamente y dándole a Sam una palmadita en la espalda.
El sonido de una campanilla nos hizo darnos la vuelta. Por la puerta estaban entrando Luc, Alan, un par de chicos que vimos el otro día en el parque y dos chicas. Una de las chicas, tenía una melena rubia que le llegaba hasta la cintura y estaba agarrada de la mano de Alan. Ellos echaron un vistazo al local y se sentaron en una de las mesas que habían a nuestro lado. Paralelamente a nosotros. Luc fue el primero en vernos y su mirada fue de odio puro. Le susurró algo a Alan al oído y este nos miró por encima del hombro.
Nate pasó su brazo por mis hombros y me murmuró al oído:
-¿Qué hacen ellos aquí?
-No lo sé. Pero...¿Nate?
-Mmmm.
-Ellos dos piensan que tú y yo estamos saliendo.
Le miré a los ojos y los tenía llenos de diversión. Sonrió y me besó en el cabello.
-Pues que lo sigan pensando, así estoy seguro de que no se meterán contigo. Nadie me quiere tener como rival.
Me salió una risita tonta y asentí con la cabeza.
Después de que la camarera nos haya dejado las bebidas y nos dijera que enseguida estaría lista la comida, retomamos la conversación.

Alan
Desde que Luc me susurró al oído "No hay forma de que te libres de tu niñera" se me quitaron las ganas de comer. Mónica estaba a mi lado mandando mensajitos a sus amiguitas, pidiendo disculpas por no poder estar con ellas. ¿Perdona? ¡Yo era su novio! Me tendría que pedir disculpas a mí, que desde que perdimos el partido a penas me mira.
Volví a mirar disimuladamente hacia la mesa de al lado. El moreno con unos ojos tan azules que bien podían ser algún tipo de diamantes tenía su enorme brazo alrededor del cuello de mi niñera. ¡Por Dios! Qué se cojan una habitación, pensé.
A mi lado derecho, estaba sentada Mónica y en el izquierdo tenía a Andrew. Delante estaban sentados de derecha a izquierda James, Laura y Luc. Este último no paraba de mirar hacia la mesa de al lado, parecía que tenía un tic o algo.
James le dio un beso a Laura en el cuello y ella se mordió el labio inferior. La chica llevó sus frágiles manos a la nuca de James y le atrajo, dandole un morreo mientras él le acariciaba el muslo.
-Por lo menos encerraros en el baño.-le indicó Luc haciendo una mueca de asco.
A nuestro amigo pareció gustarle la idea porque cogió a su novia de la mano y caminaron hacia los servicios de hombres. Suspiré y me deslicé hacia abajo en mi silla. Mónica rió de algún tonto comentario de alguna de sus amigas y le cogí el móvil.
-¿Puedes por lo menos fingir que estás interesada en estar aquí?-le pregunté con una voz grave.
-Cariño.-dijo mientras que se acariciaba el pelo-Estoy aquí porque tú me has obligado. No pretendas que esté contenta.

Elizabeth
-Tengo que ir al baño, Nasti ,¿me acompañas?
Ella asintió y nos levantamos.
-Amor, no tardes mucho.-me dijo Nate lo suficientemente alto para que los de la otra mesa lo oigan, además añadió un guiño.
Caminé hasta el baño con Nastia y ella me empujó adentro, cerrando la puerta detrás de ella. Le llevo menos de dos segundos empezar a mearse de la risa.
-¿Qué cojones fue eso?-me preguntó refiriendose a lo de su hermano.
-Ya sabes, le dije a Nate que Luc y Alan piensan que estamos saliendo y él quiere hacer creíble la historia.
Me metí en un compartimento y a los dos minutos salí. Me lavé las manos mientras Nasti se miraba en el espejo. La puerta se abrió y la rubia de antes-la que iba cogida de la mano con Alan-entró. Sus tacones de más de nueve centímetros retumbaron en el cuarto de baño mientras ella sacaba su móvil del bolso y llamaba a alguien.
-¿Cariño?-preguntó con voz tan suave y aguda que irritaba el oído.-Si. Estoy con los chicos en un restaurante....lo sé,amor, lo sé...Estaré allí esta noche. No te preocupes...Qué sí...Yo también te quiero.
Colgó y se acercó al espejo. Sacó una barra de labios del bolso y nos miró de reojo. Cerró su bolso, se pasó la mano por su larga melena rubia y salió del cuarto de baño meneado sus caderas. Cuando la puerta se cerró levanté una ceja.
-Me suena de algo su cara...-me dijo Nasti pensativa.
-¿A sí? A mí también...tal vez la habré visto por la calle, en alguna esquina...
Nastia soltó una carcajada y negó con la cabeza. Cuando salimos del baño de mujeres, nuestra vista-sin querer- viajó al baño de enfrente, el de hombres. La puerta estaba abierta y vimos como un chico de nuestra edad estaba subiendose la cremallera de los pantalones mientras que la chica que había detrás suyo se bajaba la falda. El levantó la vista y nos miró de arriba a bajo.
-¿Algún problema señoritas?
-¿No habréis usado los condones de la máquina? Me han dicho que son caducados y luego puede haber alguna sorpresilla...-dijo Nastia encogiéndose de hombros.
La cara de la chica se puso blanca y el chico maldijo por lo bajo.
Volvimos a nuestra mesa mientras ellos volvían a la suya. Tiré del brazo de Nasti por el camino y le susurré al oído.
-¿Eso es verdad?
-¿Tú crees que tengo futuro para la actuación?-me contestó intentando no reírse.
Justo después de que la camarera nos hubiera traído nuestra comida la puerta se volvió a abrir. Iván y Juan se acercaron a nuestra mesa y nos saludaron.
-¿ Pensabais comer sin nosotros?-nos preguntó Iván
-Si. La verdad es que nadie os ha invitado...-le contestó Nastia.
-Mira niña, tú mejor mantén la boca callada.
-¿Hace falta que te haga un dibujo de quién tiene que mantener la boca callada?-dijo Sam mientras se frotaba los nudillos.
Iván miró a su alrededor y por primera vez reparó en las figuras de Alan y Luc.
-Vaya, vaya...Mr. Puño de Acero, el hermanito protector y el amigo mariquita...¿estás creando tu propio ejercito Nastia? Pero te sobra la monja...-dijo señalándome.
Nate se puso de pie al mismo tiempo que Sam y yo noté que todas las personas del restaurante nos miraban.

Alan
-Iván, no te busques más problemas...-le dijo el rubio.
Parecía que el chico del otro día no había tenido suficiente con el puñetazo de Luc. Los dos perro flautas estaban de pie, defendiendo a las dos damiselas. Odiaba al moreno más que nada por su "amor, no tardes mucho". ¡Dios mío, me hacía reventar!
-No los estoy buscando...-reprochó el chico levantando las manos a la altura de sus hombros.
-Pues entonces...-continuó el rubio.-O sales tú del restaurante...o te sacamos nosotros.
-Iván...-le dijo el moreno, agarrando a Eli de la cintura.-Antes no te he pegado porque teníamos partido, pero vuélvete a meter con mi hermana o con Eli, ¡y te juro que te dejo el otro ojo peor que el que ya tienes morado!
Iván asintió y salió del restaurante con su amigo, no sin antes enviarle una mirada asesina a Nastia. Miré a Luc y vi que su mandíbula estaba tensa. Agarró su bebida y le dio un tragó mientras se relajaba.
-Oye tíos...-nos susurró James. Todos nos giramos hacia él-¿Sabéis si los condones de la máquina estaban caducados?
Luc casi se ahoga con su bebida. Empezó a toser fuerte, dándose puñetazos en el pecho.
-¿De dónde has sacado eso?-preguntó mientras intentaba tomar aire.
James señaló a Nastia y Luc soltó una carcajada.
-¡No te creas una mierda de lo que dice!
Andrew y yo nos estábamos meando de la risa, cuando Mónica ladeó su cabeza examinando a Nastia.
-La he visto antes en los baños, pero ahora me doy cuenta de que su cara me suena de algo...
-Seguro que te la encontraste en una tienda mientras peleabais por unos zapatos.-dijo Luc con tono inocente encogiéndose de hombros.
Mónica casi le asesina con la mirada mientras que el resto nos reíamos.

Elizabeth
-Oye Nate...-le llamó su hermana. Él dejó su vaso encima de la mesa y se acercó a ella.-¿No te suena de nada esa rubia?
Él se impulsó hacia atrás intentando obtener una vista por detrás de mí. Sonrió y se volvió hacia su hermana.
-Si, me suena. ¿Qué talla de sujetador crees que utiliza? Porque joder...¡menudas tetas!
Le pegué en el brazo.
-Shh, ¡qué eres mi novio!-él me sonrió y me besó en la mejilla.
-Claro que si mi amor.-dijo en un tono muy alto.-Mi casa está libre esta noche.
Me puse colorada al instante mientras que Nasti y Sam luchaban por no reírse.
-Tampoco te pases.-le advertí.
-¿Qué has dicho?Ah vale, que traes tú los condones.
Me tapé la cara con una mano mientras me deslizaba hacia abajo en mi asiento. ¡Mataría a Nate!




2 comentarios:

  1. jajajajaja me encanta Nate, jajaja se lo está tomando muy en serio, eh? jaja
    estupendo, como siempre ^^

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  2. Jajajajajajjaja como mola Nate en serio :D dios mio, este chico es la bomba! y la tonta de la tipa esa.... La Monica, uff que mal me cae, ¿esque Alan está ciego o que? Pero bueno, que me encanta la novela, es perfecta !!

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