Capitulo 3

Ronald 
Cassie estaba sentada en mi regazo, jugando con mi pelo y sonriendo. Era imposible no sonreírle de vuelta. Toda ella era armonía y felicidad. Me hacía pensar estúpidas canciones hippies hablando sobre la paz y el amor. Pero ella no tenía nada que ver con eso. Vale, sí, era del tipo "haz la paz y no la guerra" o como sea que se diga, pero no del estilo pantalones campana, collares con símbolos raros, trenzas y diademas....Nop. Cassie era más de pantalones pitillos y sudaderas anchas. Lo que más me gustaba de ella era que nunca peleábamos, más que nada porque ella era muy sumisa y estaba de acuerdo conmigo en casi todo. ¿Ves? Tener una novia tampoco era tan difícil como decía mi hermano. Solo tenías que tener la novia adecuada.
-Entonces, ¿te apuntas?
Ella me puso carita de cachorrito y rodé los ojos.
-No vas a conseguir meterme en esa mierda tan fácilmente.
-¿Por qué? Vamos Ron, es importante para mí.
Ella le puso tanto énfasis a la palabra como si con eso consiguiéramos erradicar el hambre del mundo o a saber Dios qué cosa más.
-Cassie no digo que no me parezca buena idea lo que tú propones, solo que yo...
-¡Ya lo sé! Tú estás demasiado ocupado bebiéndote una botella de whisky con tu hermano mientras niños inocentes están obligados a luchar en la guerra en países como Afganistán.
-¿Y qué quieres que haga?-le contesté a la defensiva-¿Comprarme un billete de avión hacia Afganistán y ayudarles?
Ella suspiró.
´-No seas ridículo. Solo te estoy pidiendo ayuda para una cosa que pienso que es importante y qué podría ayudar a las personas. Además no se trata sobre niños pobres en el mundo. Se trata de ayudar. Da igual con qué. Mira puedes influenciar a la gente a que no beba alcohol...-Solté una carcajada que no pude evitar.-Pensándolo mejor, no creo que seas el adecuado para eso. Da igual, ya encontraremos algo que puedas hacer.-me animó ella sonriéndome y dándome un tierno pico en los labios.
-¿Quién más va a participar en esta...hmmm....cosa?
-Mi mejor amiga, y ya veré como puedo raptar a alguien más.-ella se mordió el labio inferior y luego levantó su vista hacia mí, mirándome por debajo de sus largas pestañas.-¿Puedes convencer a tu hermano?
La miré como si se hubiera vuelto loca.
-Lo siento cariño-la besé en la frente y rocé nuestras narices.-Mi hermano es caso perdido.

Amy
Me había puesto una camiseta ancha de manga corta de los Rolling Stones que me llegaba hasta por debajo del culo y unos shorts morados que casi no tapaban nada. Get Down de los Backstreet Boys sonaba fuerte en el apartamento mientras yo movía mis caderas al ritmo de la música y sacaba el helado de chocolate del congelador. Cogí un tenedor del cajón y me dirigí al salón mientras daba saltitos. Llamadme rara, pero durante TODA mi vida he comido el helado con tenedor. No entiendo como la gente puedo comerlo con cuchara.
-Get down, get down and move it all around-cantaba mientras me metía un cacho de helado en la boca.

El sabor llegó a mis papilas gustativas y enseguida me lo tragué. En mi opinión, el chocolate era la mejor cosa que habían conseguido inventar-en cuando a comida claro-. 

-Ooh baby you're so fine, I'm gonna make you mine. Your lips they taste so sweet, you're the one for me, you're my extasy, you're the one I need.

Estaba tan contenta, ahí en frente de los altavoces, cantando y comiendo mi helado, que ni siquiera noté que alguien había entrado. No fue hasta que escuché las carcajadas de dos personas, que me percaté de qué no estaba sola. Me di la vuelta y tragué el helado que todavía quedaba dentro de mi boca. ¡Madre mía! ¿Podría estar más guapo? Lo reconocí enseguida como el chico qué coqueteó conmigo en la fiesta de bienvenida y sonreí. Pero el no parecía...feliz. Pasó de reírse a fruncir el ceño en unos segundos y su mandíbula estaba tensa.

-Amy querida, tienes toda una fiesta montada aquí.-me dijo mi mejor amiga contenta. Me di la vuelta hacia ella y se me escapó una risita mientras me encogía de hombros.

-Estaba algo aburrida y nerviosa por el día de mañana.

-Genial, pero guárdame helado.-De repente pareció como si se hubiera dado cuenta de algo y se volvió hacia Ronald, cogió su mano y tiró de él hacia el frente.-Creo que todavía no os conocéis. Amy este es Ronald, mi novio.

Vaaaaale. Rebobina. Amy este es Ronald, mi novio. Seriously?! Mi cuchara tocó el suelo cuando se cayó de mi mano y mentalmente me palmeé por ser tan torpe. 

-Oh, tranquila, el deja a todas las chicas sin palabras.-me guiñó un ojo Cassie.

De eso no me cabía duda, pero...si él era el novio de mi mejor amiga, ¿qué hacía coqueteando conmigo el día de la fiesta? Entonces me di cuenta...él no me conocía ese día. Lo que significaba que me había tratado como a cualquier chica común, lo que quería decir qué él coqueteaba con todas....¡pero era el novio de Cassie! ¿Eso contaba como poner los cuernos?

-Hmmm, ¿Amy? ¿Vas a decir algo hoy?

-Ella solo está sorprendida-dijo por fin Ronald-En realidad nos conocimos el día de la fiesta de bienvenida.

Mi boca cayó abierta y mis ojos casi estaban saliéndose de sus órbitas.

-Oh cariño...-le contestó ella sonriendo, luegp me miró a mí.-¿Por qué no me lo dijiste?
-Mmmm....yo no sabía quien era él.

Ella hizo chocar sus palmas, un gesto que siempre hacia cuando estaba emocionada.

-Bien. Estoy contenta de qué por fin os conozcáis. Y Amy no seas egoísta y dame un poco de ese helado.

Me di cuenta de qué una canción bastante animada de Michael Jackson sonaba ahora de fondo, pero inevitablemente me dejé caer en el sofá y miré a Ronald con una mirada asesina. Él era un capullo. Tenía novia pero aún así iba por ahí coqueteando y bailando con chicas en fiestas. ¿Debía decírselo a Cassie? ¡Por supuesto! Y lo haría en cuando este sujeto desagradable hubiera salido saldría de nuestra casa. 

No sé cómo demonios me quedé dormida, pero cuando desperté no había nadie en casa. April no había regresado todavía y parecía que Ronald y Cassie se habían largado también. Revisé mi móvil y encontré dos llamadas perdidas de mi papá, así que le llamé.

-¿Por qué no me has contestado antes?

No sé de qué me sorprendía, no era como si mi padre alguna vez en su vida me hubiera saludado cuando llamaba.

-Estaba durmiendo. ¿Pasó algo?

-No, solo quería asegurarme de qué vendrías para la cena con la familia Vancover.

Rodé los ojos y me dejé caer en la cama.

-Papá, todavía faltan tres semanas para eso. ¿Solo llamaste para recordarme sobre la cena con los Vancover?

-Bueno, yo creo que es una razón más que suficiente.-me contestó con su usual tono autoritario y frío.

-No tienes que preocuparte tanto. Te dí mi palabra de qué estaría allí y allí estaré.

Ni siquiera tuve que esperar para que me colgara. Suspiré y me llevé las manos a la cabeza. Odiaba el poder que mi padre tenía en mí. Durante toda mi vida había estado obligada a obedecerle en absolutamente todo, sin importar lo que fuera o lo que yo deseaba. El día que cumplí los dieciocho años me juré a mi misma que desde ese momento tomaría las riendas de mi vida. Pero en el fondo sé que todavía no puedo hacerlo. No sé cómo, pero parece como si él todavía pudiera tomar las decisiones por mí.