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Capitulo 12


Elizabeth
-Hola chicas. Nosotros ya nos íbamos, los niños están echando la siesta y los dos mayores están arriba, haciendo un trabajo-nos informó el señor Thompson cuando entramos. Amabas nos despedimos de ellos con la mano y caminamos por el pasillo.
-¿En serio que esos dos diablillos son capaces de "echar la siesta"?-me preguntó Nasti arrugando la nariz.
-No quiero comprobarlo. Pero lo segundo si que no me lo creo. Esos dos, ¿haciendo un trabajo?
Nastia puso un dedo sobre su barbilla, pensativa. Luego sonrió y me hizo un gesto con la mano para que la siguiera. Caminamos de puntillas hasta la parte de arriba y nos paramos a un paso de la habitación de Alan, pegándonos a la pared y escuchando su conversación.
-Oye tío, ya que tu noviecita no quería hacer el trabajo contigo...por lo menos lo podríamos hacer juntos, ¿no?
-Luc, ¡no te quejes! Qué luego siempre me andas diciendo que sacas notas bajas por mi culpa y que mis ideas son penosas...
-Bueno ya...¡es que menudas ideas tienes! Teníamos que poner un ejemplo de gente que sufre marginación y acoso y no se te ocurrió otra cosa que poner un vídeo pornográfico de una escena gay.
Escuchamos la risa de Alan y Nasti negó con la cabeza. "Les faltan neuronas" parecía decir. Caminamos hasta delante de la puerta y ambos chicos giraron la cabeza de repente. Luc entrecerró los ojos con odio mientras miraba a Nasti.
-¡Qué bueno que llegaste!-Alan se levanta de la silla mirándome fijamente.-Tú eres mi niñera, y tu deber es ayudarme. Tengo que entregar un trabajo y tú me vas a echar una mano.
-¿Yo? ¿Ayudarte? ¿A ti? Sigue soñando.-no sé de donde me salió el coraje, pero crucé los brazos sobre mis pechos y observé la mirada furiosa que el me echaba.
-Oye...¿ella es la ayudante, no?-preguntó el amigo señalando a Nasti con la cabeza. Alan asintió.-Bueno pues yo me quedo con tu niñera y tu te puedes llevar a la pija.
Rápidamente agarré a Nasti del brazo, sabiendo que intentaba con todas sus fuerzas no plantarse allí y pegarle un bofetón.
-Genial, ya si la haces desaparecer...mucho mejor.
Luc recogió las cosas del escritorio y agarrándome del brazo me hizo bajar las escaleras y  me ordenó que me sentara en el sofá.
-¿Sobre que trata el trabajo?-pregunté mientras me sentaba.
-La segunda Guerra Mundial. ¿Sabes algo del tema?-me encogí de hombros.
-Para eso está el Internet.-Mientras yo extendía mi mano para coger un libro Luc me sonrió ampliamente.-¿Qué pasa?
-¡Vamos a ganar!-lo dijo con toda la ilusión del mundo. Solté una carcajada y le miré curiosa.
-Pero, ¿qué dices?
-¡Qué si! Qué a él le a tocado con Nastia.
-¿Y? Nastia tiene una media de un 8.9 y yo una de 8.75.
-¿No jodas? ¿La niña pija te supera?
Suspiré cansada mientras dejaba caer el libro sobre mis rodillas.
-Luc, te daré un consejo. Nastia realmente odia que la llamen pija. No le gusta para nada. No la provoques, anda.-el se encogió de hombros con inocencia.
-Es lo que es.
Sabía que era hora de aclarar esto.
-Mira, Nastia no es pija. Vale, sí, le gusta usar ropa de marca, pero ¡yo también lo haría si tuviera todo su dinero! ¿Sabes por qué trabajo aguantando al subnormal de tu amigo? Necesito dinero para un viaje a Estados Unidos, ella se ofreció para pagármelo, pero soy demasiado orgullosa para aceptarlo.
-Oh.
-Bien. ¿Ahora nos podemos poner al trabajo?-Luc asintió con la cabeza.

Alan
-Tú puedes empezar...ahora me pongo yo también.-le dije mientras me acercaba al armario.
Había cerrado la puerta para que no nos molestaran. Abrí el armario y busqué entre mi ropa, en el último estante, hasta encontrar la pequeña bolsa. Me senté en la cama y me lié el porro. La sonrisa que Nastia me enviaba decía claramente que ella no se iba a chivar. Y yo sabía por qué. Acabé y le di una calada, luego le tendí el porro y ella se lo llevó a los labios. Segundos más tarde expulsó el humo por la boca.
-¡Dios! Es de las buenas...-me dijo.
-Gracias.
Me tumbé en la cama y ella no tardó en hacer lo mismo, quedando pegada a mí.
-¿No deberíamos hacer el trabajo?-me preguntó con inocencia.
-Créeme, es así como llega la inspiración...
-¿No habrás echo todos tus trabajos fumado, no?
Solté una carcajada y ella me imitó. Volvimos a ponernos el porro en la boca por turnos.
-Tío, si Eli se entera, nos mata.
-¿Tu amiguita del alma? Ah, ¿qué es capaz de matar a alguien?-ella volvió a reír, esto empezaba a hacer efecto.
-A ti, sin duda. Joder, te odia.
-Me lo suponía. Oye...¿tú hermano y ella en serio están saliendo?-Nastia hizo una mueca y asintió con la cabeza.-Joder, y parecía tan inocente la mosquita muerta.-me pegó en el hombro y me quitó el canuto de la mano.
-¡No la insultes!
-¡Tranquilizate, eh!
No sé por qué empezamos a reírnos como locos. O mejor dicho, si que lo sabía. La marihuana nunca fallaba. Nos levantamos de la cama entre risas y ella se sentó en el escritorio. Murmuró algo por lo bajo y sacó un folio.

Elizabeth 
Las risas de Alan y Nasti resonaban desde la parte de arriba de la casa. Suspiré mientras dejaba caer mi bolígrafo.
-¿Qué narices estarán haciendo ahí?-pregunté para mi misma, pero Luc me escuchó. Se encogió de hombros y volvió a concentrarse en la pantalla del portátil.
-Oye y a todo esto...¿quién era el tipo de ayer? El del parque...
Aparté la vista de la cara de Luc. Sabía de sobra que él se refería a Iván.
-Un compañero de clase...
-¿Él y Nastia se odian?-Asentí con la cabeza mientras fingía buscar algo entre los papeles.-¿Por qué?
Ahora bien, esta era la pregunta que yo no quería contestar. Esto era algo que Nastia no iba diciendo por ahí a los cuatro vientos así que me limité a decir:
-Simplemente no se llevan bien. ¿Volvemos al trabajo?

Alan
-Luc dijo algo antes acerca de que tendrías que hacer el trabajo con tu novia.-me dijo mientras se sentaba en la cama. Habíamos acabado más de la mitad del trabajo.
-Si, pero ella pasa un poco de mí...-suspiré y me tumbó hacia atrás, metiendo los brazos debajo de mi cabeza-.¿Y tú? ¿Tienes novio?-soltó una carcajada mientras me miraba.
-Oh,no. Soltera hasta la muerte.
-No tienes pinta de monja...
-Tampoco lo soy.
Otra ola de carcajadas invadió el cuarto. Sabía que estábamos haciendo un montón de escándalo y esperaba que la plasta de la niñera no se presentara pidiendo explicaciones. Seguramente mis hermanos se habrían despertado ya, pero ya les avisé antes de que hoy nos dejaran tranquilos y se quedaran en su cuarto.
-Pues ya podría aprender tu amiga algo de ti. Pobre de tu hermano...¿él y ella lo han echo?
-¿Nate y Elizabeth?-preguntó abriendo los ojos.Asentí con la cabeza.
Nastia comenzó a reírse sin papar mientras yo me preguntaba por qué lo hacía. ¿Qué tenía esto de gracioso?
-Acabemos el trabajo anda...-dijo mientras intentaba calmarse.

Media hora después, bajamos al salón. Resulta que Nastia o era mucho más lista de lo que yo me pensaba, o las drogas hacían un efecto magnífico en ella. Se estuvo riendo toda la tarde, pero eso sí, el trabajo nos ha quedado estupendo.
-¿Todavía no habéis acabado?-les pregunté mientras me apoyaba en el marco de la puerta.
Elizabeth se dio la vuelta y nos miró. Nastia estaba relajada, apoyada contra la pared del salón.
-Si. Hemos acabado. Pero vosotros, ¿qué era tan gracioso que no habéis parado de reír en toda la tarde?
Nastia y yo nos miramos.
-Secreto de estado.-contesté a lo que mi cómplice soltó otra carcajada.
-Estáis en la puta droga...-dijo Luc negando con la cabeza. Pero había dado en el clavo y cuando los dos nos reímos todavía más, la cara de Eli se transformó en horror.
-De puta madre. Os dejo solos dos horas, y mira como acabáis -dijo poniéndose de pie y cruzando sus brazos sobre sobre su pecho. No pude evitar mirar la escena.
Hoy mi niñera había decidido usar unos vaqueros pitillos ajustados, junto con una camiseta de manga larga blanca con las palabras "The beatles" en el centro. No llevaba escote, algo normal en ella, pero noté como cada letra adoptaba el volumen de su pecho, haciendo resaltar esa parte.
-¡No! Mi niñera dijo una palabrota, ¡se lo voy a decir a mamá!-dije imitando a un niño pequeño mientras Nastia se tronchaba de la risa.
-Está bien. ¡Nos vamos!-Eli agarró a su amiga del brazo y la hizo seguirla por el pasillo.
-¡Adiós Alan!-se despidió de mí, mi compañera de travesuras.
-¡Nos vemos mañana!
Cansado, me dejé caer en el sofá y Luc entrecerró los ojos, enviándome una mirada asesina.
-¿Se puede saber que hicisteis?
-Nop.
-¡Alan! Teníais que hacer un trabajo, ¡no fumar!
-¡Relajate!-le dije con calma mientras me levantaba y me acercaba a él.-No lo entiendo. ¿Por qué te enfadas?
-¡Te hiciste amigo del enemigo!-me regañó.
-Bueno, eso porque ella no es tan amargada como su amiguita.
-Bueno, resulta que Elizabeth, tampoco es tan amargada como pensamos.-dijo poniendo los brazos en jarras.
-Vaya, vaya...no soy el único que se hizo amigo del enemigo.-le espeté con con frialdad.

Elizabeth
-Bueno. ¿y qué?-me dijo ella.
-¿Cómo que y qué? Creo que no entiendes que YO soy su NIÑERA. Nasti, por el amor de Dios, se supone que debo CUIDAR de ellos.
Los efectos de las drogas habían desaparecido, y las dos estábamos en mi cuarto. Nasti estaba tumbada en la cama, con las manos sobre su cabeza, mirando al techo.
-Cálmate. Estaba cabreada por lo de Iván, ¿vale? ¡Matame si quieres! Pero sí, me lo pasé chachi piruleta con Alan.
Suspiré agotada y miré alrededor de la habitación.
-Mañana tenemos que ir al partido de fútbol de los chicos, ¿no?-le pregunté y ella asintió-Está bien. Necesito llamar a los Thompson y decirles que no iré a su casa.




1 comentarios:

  1. Me ha encantado! ha estado muy bien el capítulo, como siempre jajaja

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